martes, 11 de enero de 2011

Reescripción del capítulo 1

CAPITULO 1

-¿Has quedado con Liz esta noche?-pregunta Chelsea mientras ambos se visten.
-Si-le responde él.
-¿Iréis a Toretto's?.
-No lo creo, no vamos a salir con los demás.
-Oh, es una cita de pareja.
-Supongo que sí, se ha empeñado en que salgamos solos esta noche.
-Entonces no vendrás esta noche.
Él se la queda mirando, sabe que esta noche no podrá colarse por su ventana, meterse en su cama y hacerle el amor, pero no quiere decírselo, no quiere matar sus esperanzas.
-No lo sé, si escapo pronto.
-Cuando estas con Liz no escapas-dijo ella-Te encanta estar con ella, no lo niegues.
-No lo niego, lo sabes.
-Sí, claro que lo sé, ella es lo primero, ese es el trato.
Ella coge su mochila y se marcha del gimnasio, una vez más él a herido sus sentimientos, pero eso es algo inevitable y ella lo sabe, jamás la amará ni la mitad de lo que ama a Liz.

Él se queda un rato más, tirado en la colchoneta donde momentos antes había estado con Chelsea, el gimnasio entero olía a ella, era relajante, pero Chelsea había dejado a Mike con el sentimiento de culpa. Ese sentimiento formaba ya parte de Mike, siempre que se acostaba con Chelsea después se sentía una mierda, era una sensación insoportable, pero una sensación que llevaba 5 meses soportando, desde el día que hizo el amor con ella por primera vez.

Dejamos a Mike en el gimnasio del instituto y seguimos a Chelsea hacia su casa, una casa de dos plantas, de color amarillo apagado; teme llegar, pero es el pan de cada día, cuando llega, su hermano Dick está en la puerta del garaje trabajando en su coche, con un uniforme azul y la cara y las manos llenas de grasa de motor.
-¿Te crees que estas son horas para llegar a casa?-le preguntó Dick.
-Estaba estudiando-dijo ella.
-¿Y qué estudiabas?-preguntó él cerrándole el paso-¿Anatomía?.
Sin previo aviso le dio una bofetada que hizo que la chica volteara y cayera de bruces en la hierba mal cortada.
-¡Sé que has estado con ese cretino!-le gritó Dick en plena calle.
-¿Qué demonios pasa aquí?-dijo el padre de ambos saliendo de la casa y agarrando a Dick por el uniforme de trabajo-¿Porque le has pegado a tu hermana?.
-¡Ha llegado tarde porque ha estado viéndose con el chico de los Wolf!-dijo Dick.
-¿Es eso verdad, Chelsea?-dijo el señor Krammer ayudando a su hija a ponerse en pie, Chelsea tenía toda la mejilla derecha colorada y según transcurriera el día se pondría morada.
-No, papá-dijo ella llorando-Estaba en la biblioteca estudiando con Mary, puedes llamarla si quieres y preguntárselo.
-Entra y limpia un poco la casa, hoy te toca el último turno-dijo Richard.
Chelsea le echó una última mirada llena de furia a su hermano y entró en la casa, tiró la mochila a un lado y se miró la mejilla en el espejo, empezaba a amoratarse, esa noche tendría que trabajar con el pelo suelto para tapárselo. Ella trabajaba en la cafetería de  George Toretto, un viejo amigo del padre de Mike y ella había trabajado allí desde los 14 años; en esa misma cafetería trabajaba la madre de Mike y el propio Mike, pero a ella le tocaba el último turno lo que significaba que se quedaría hasta las dos de la madrugada limpiando la cafetería.

Hoy había tenido suerte, un solo bofetón, su padre no había empezado a beber aún y por suerte cuando ella llegara de trabajar él estaría ya durmiendo la mona, siempre era así para ella desde que su madre se suicidó, cuando no era el hermano quién le pegaba era su padre, borracho y cansado de trabajar que la descargaba con ella, o, con muy mala suerte eran ambos; su hermano se había convertido en su padre aunque a Dick no le hacía falta beber para pegarle sin motivo, ella no podía salir sin que él pensara que estaba con Mike, sospecha que de 10 acertaba 13, porque ella, o estaba con Mike, o estaba trabajando en Toretto's o en casa de Mike, donde era muy bien recibida, por Mike, que siempre la quiso demasiado, al principio solo como una hermanita pequeña. La madre de Chelsea era íntima amiga de la madre de Mike así que Chelsea siempre estaba en casa de los Wolf desde que nació, la madre de Mike era su madrina, cuando la madre de Chelsea murió ella siguió visitándolos y así desde entonces, a su padre Richard nunca le importó, mientras ella mantuviera la casa limpia y cumpliera con su horario de trabajo, pero a Dick no le gustaba nada, para empezar no soportaba a Mike, lo odiaba y sabía perfectamente que su hermana estaba enamorada de él, pero Chelsea siempre lograba escaparse, para ella estar allí era como una vía de escape, allí se sentía realmente querida por todos, Mary era su mejor amiga y Jonathan también.

El mellizo de Mike, nacidos el mismo día pero polos totalmente opuestos, su parecido era como podrían parecerse un huevo a una castaña, el agua y el aceite, Johnny era alto también pero menos corpulento, tenía la espalda más estrecha, era más blanquito de piel, ojos rasgados y oscuros, en personalidad tampoco se parecían en nada, Mike era extrovertido, alegre, y Johnny era reservado, incluso me atrevería a decir que era raro, siempre de negro, pero había algo que ambos tenían en común: el amor por Chelsea, Johnny siempre estaba de cachondeo con ella, era con quién único se abría totalmente y aunque se llevaba bien con Mike cada vez que este entraba en la sala y veía a Johnny jugueteando con Chelsea se ponía enfermo, de mal humor, los celos se lo comían.

En cuanto a Chelsea, fue feliz hasta que su madre se suicidó, Chelsea no la odiaba por ello, entendía perfectamente porque su madre prefería la muerte a vivir con su padre, su padre y su hermano eran pescadores pero en la época en que la madre de Chelsea vivía su hermano era muy pequeño y solo trabajaba su padre, que se iba tres o cuatro días a alta mar a pescar, incluso una semana o más si la pesca era buena; durante esos días que Richard no estaba todo marchaba bien, pero cuando Richard volvía todo cambiaba, siempre fue un alcohólico y la pagaba con su mujer, le pegaba, y cuando la mujer no aguantó más y terminó con su vida el gran Richard la tomó con su hijo, le daba tremendas palizas a sabiendas de que la pequeña Chelsea no podría aguantar una paliza del gran Richard, hasta que creció y se hizo mujer, pareciéndose asombrosamente a su madre, entonces el gran Richard ya no podía pegarle a su hijo porque corría el riesgo de que el salvaje de Dick lo matara de un puñetazo, a partir de ahí todas las dianas estaban puestas en Chelsea, no había día, estando ellos allí, que no recibiera un golpe, estaba acostumbrada y adoraba esos días en que su padre y su hermano se marchaban en su barco a pescar, se quedaba sola, a veces Mary dormía con ella alguna noche pero eso era antes, desde hacía un par de meses no la invitaba, poniendo de excusa que quería estar sola, pero la verdad era otra, que Mike se metía por su ventana en esas noches que se quedaba sola y hacían el amor, se quedaban los dos abrazados en la cama de Chelsea, pero en cuanto le daba tiempo a Mike de pensar el chico se levantaba a toda prisa y se marchaba, dejándola sola.

Esa tarde Mike y Liz salieron a una feria de gastronomía que habían preparado en la plaza, en la que la madre de Liz y la de Mike habían preparado algo como el resto de mujeres del pueblo, después de esa fugaz visita a la feria se marcharían al cine, ese día ella llevaba una camiseta rosada y un pantalón vaquero, con su pelo largo y castaño suelto sobre los hombros, sus ojos verdes, sus labios gruesos, sus graciosas pecas en la nariz y esa permanente sonrisa, esa permanente alegría que había enamorado a Mike desde que la vio. Lo de Liz fue algo extraordinario, cuando la conoció él era un picaflor, nunca había amado a ninguna chica, se dedicaba a seducirlas hasta conseguir llevárselas a la cama y después se olvidaba de ellas, pero ahora que sacamos el tema, deberíamos volar hacia esa época.

Era 1986, Mike acababa de ver a Liz por primera vez.

-¿Quién es esa?-preguntó Mike a su amigo del alma Evan Calhom.
-Es Liz Moore, ¿nunca la habías visto?-preguntó Evan.
-No-dijo Mike.
-Es nueva, su padre es el Pastor Moore-dijo Evan.

Él la miraba extasiado, era preciosa y estaba riendo junto a unas chicas, esa chica tenía que ser de él así que no lo pensó y se acercó a ella, a unos pasos oyó que una de las chicas le decía: "Oh, dios mío, ahí viene Mike Wolf, Liz, creo que te está mirando, que suerte tienes"; ella miró sorprendida a las chicas y cuando se dio la vuelta lo vio a él, todo pose y arrogancia, sabía la reputación que ese chico tenía, sabía que era un ligón y que solo quería a las chicas para llevárselas a la cama, era guapo, eso no podía negarse pero con ella no podría.
-Pellízcame-le dijo él-Creo que estoy en el cielo.
Ella lo pellizcó tan fuerte que el chico se quejó.
-No creo que estés en el cielo-dijo ella.
-Está bien, una chica difícil-dijo él-Me llamo Mike Wolf.
-Sé quién eres, Mike Wolf y lo que quieres-dijo ella
-Genial, nos ahorraremos tiempo-dijo él-Sal conmigo esta noche
-¿Y porque debería salir contigo?-dijo ella riendo.
-Porque es el destino-dijo él.
-¿No se te ocurre nada mejor?-dijo ella riendo sin parar.
Él abrió la boca para replicar pero se quedó sin argumentos, ella se quedó mirándolo, con la sonrisa burlona dibujada en sus labios, esperando el contraataque del chico, al ver que este no reaccionaba le dio la espalda y se fue.
Él se quedó paralizado, sin entender demasiado que había pasado, ¿lo había rechazado?, ¿a él?.
-Sí, señor-dijo Evan riendo escandalosamente mientras le daba fuertes palmadas en la espalda-La has eclipsado, Don Juan.
-Cállate-dijo Mike-Se está haciendo la dura, eso es todo.
-Sí, sí, será eso, venga, vámonos a clase.

Pero Mike no se rindió ahí, ni mucho menos, la esperó al finalizar las clases y cuando ella salió la siguió hasta el aparcamiento.
-¿Me estás siguiendo?-preguntó ella rumbo a su coche sin siquiera mirarlo.
-¿Te han hablado de mi?-preguntó él.
-Vaya, ¿tienes mala fama o qué?.
-No te fíes de lo que escuches por ahí.
.¿Y porqué no?.
-Porque es mentira.
-¿Todo el instituto miente, Mike Wolf?.
-Venga, dame un respiro.
Ella se detuvo, se dio la vuelta y lo miró, con los libros sujetos contra su pecho, él la miraba penetrantemente y una vez más, Liz pensó lo increíblemente guapo que era.
-Tu vida es tu vida, y la respeto-dijo ella-Cada cual hace lo que quiere, no voy a criticarte por ello, es solo que no voy a salir contigo, porque sé lo que quieres, y de mi jamás lo lograrás, no soy como las demás.
-Sé que no eres como las demás.
-Entonces no insultes mi inteligencia.
Dicho eso se montó en su coche y se marchó, dejándolo otra vez petrificado.

Pero él siguió sin rendirse y la esperó después de cada clase, a pesar de las negativas de Liz.
-¿No te cansas de seguirme a todas partes?-dijo ella rumbo a su coche.
-No voy a darme por vencido.
-¿Pero porque te intereso tanto?-preguntó ella parando en seco-Es solo porque he sido la única que te he rechazado, ¿no te das cuenta?.
-No es por eso.
-Lo es.
-Dame una oportunidad, no pierdes nada. Te demostraré que para mí no eres una más.
Ella se quedó mirándolo, sin saber qué hacer.
-Saldré contigo, pero solo para que dejes de seguirme a todas partes-dijo ella.
Él sonrió de oreja a oreja y a ella se le desbocó el corazón.
-¿Te recojo a las 7?-preguntó él.
-Ajá-dijo ella.
-No te arrepentirás-dijo él y ella hizo un gesto con los ojos.

La recogió a las 7, ella llevaba unos vaqueros, y una cazadora de cuero, sencilla, pero a Mike se le caía la baba, estaba preciosa.
La llevó a Toretto's, esa tarde Chelsea trabajaba y observaba la escena muerta de celos.
-Así que tu padre es el pastor-dijo Mike, sacando tema de conversación, ambos sentados en una mesa del fondo.
-Sí, lo es-dijo ella-¿Vas a la iglesia?.
-Todos los domingos-dijo él-Y trabajo aquí.
-¿Trabajas aquí?-preguntó ella con el ceño fruncido.
-Ajá.
-Me gusta este sitio-dijo ella-¿Trabajas hoy?.
-Ya hice mi turno al medio día-dijo él sorbiendo su batido-¿Cuándo llegasteis?.
-En verano.
-¿De dónde vienes?.
-De muchos sitios-dijo ella sonriendo-A mi padre lo trasladan mucho. Nací en Maine, pero ahora venimos de Arizona.
-Vaya, una chica de mundo-dijo él-Si llegaste en verano, ¿porqué no te había visto antes?.
-Llegué en verano pero apenas estuve una semana, pasé todo el verano fuera.
-¿Dónde?.
-En muchos sitios, formo parte de diversos actos solidarios, ya sabes, el cuerpo de paz, la cruz roja, comedores benéficos, esas cosas.
-Wow, es impresionante.
-No lo es, es solo caridad.
-Es admirable, no todo el mundo hace eso.
-Esa gente lo necesita de verdad-dijo ella y se quedaron mirando-En fin, ¿qué me cuentas sobre ti?.
-¿Qué quieres saber?.
-¿Cuánto de lo que me han contado sobre ti es cierto?.
-Todo, posiblemente.
-Que lo admitas es un buen gesto por tu parte.
-Quiero ser sincero contigo.
-¿Porqué?-preguntó ella confundida-¿Porque te intereso tanto?.
-Porque eres diferente a todo lo que conozco-dijo él-Eres la única chica que me ha dejado sin palabras.
-¿Eso se lo dices a todas?.
-No, no necesito llegar tan lejos para conseguir lo que quiero.
-Se rinden fácilmente, ¿no?.
-Sí-dijo él avergonzado pero sincero-Sé que no es la mejor de las acciones, pero, ¿qué puedo decir?.
-Te advierto que no voy a acostarme contigo-dijo ella.
-No quiero acostarme contigo-dijo él-Por lo pronto, al menos.
Ella no pudo evitar sonreír y Mike se enamoró de ella en ese mismo instante.

La llevó a casa y no intentó besarla en ningún momento, era cierto que aquella chica lo enloquecía y por nada del mundo quería meter la pata con ella, iría despacio por primera vez en su vida.
-Gracias por salir conmigo-dijo él, frente a ella-Ha sido una noche increíble.
-Sí, la verdad es que lo he pasado mejor de lo que esperaba.
-Me alegro.
-Nos veremos mañana en el instituto, supongo.
-Seguro. Buenas noches, Liz.
-Buenas noches, Mike Wolf.

Salieron en más ocasiones, al cine, a pasear y sin un solo beso, sin un solo acercamiento por parte de Mike; ella lo esperaba, ella pensaba que él atacaría en cualquier momento y entonces ella podría darse la razón, confirmar que él no era lo que ahora parecía cuando estaban a solas.
Por el pueblo ya rondaban rumores de noviazgo, los chicos del equipo preguntaban a Mike, las chicas preguntaban a Liz, pero ninguno se manifestaba al respecto.

Una de esas salidas, Mike volvía a estar en el porche de Liz, a punto de despedirse de ella.
-Lo he pasado genial-dijo Mike-Hasta mañana, Liz.
-Mike, espera-dijo ella bajando los peldaños hasta quedar a su altura, posó sus manos en las mejillas del chico y lo besó dulcemente, un diminuto y placentero beso-Se sincero, si para ti soy algo pasajero, dímelo ahora y terminamos aquí, pero no dejes que esto crezca.
-No eres algo pasajero, Liz, eres algo que quiero que dure para siempre.
-¿Estás seguro?.
Él asintió con la cabeza.
-Entonces, vayamos despacio-dijo ella-Así es como funciona conmigo, despacio.
-Estoy de acuerdo-dijo él.
Ella le sonrió, perdidamente enamorada de él.

Dos años después se encontraba con ella a su lado, regalándole sus besos, sus caricias, él hacía mucho tiempo que había desistido de acostarse con ella, ella siempre se negó rotundamente a hacer el amor, era virgen, y decía no estar preparada aún, Mike pensaba que si se acostaba con ella dejaría de necesitar tanto a Chelsea, porque lo que necesitaba era hacer el amor con Liz para tenerlo todo.

Vieron una película y la llevó a casa.
-¿Nos vemos mañana?-preguntó ella en la puerta.
-Por supuesto, preciosa-dijo él.
-Gracias por esta noche-le susurró ella en el oído mientras lo abrazaba y lo besaba en el lóbulo de la oreja.
-Gracias a ti por formar parte de mi vida-dicho eso se besaron.

Mike iba de camino a casa pero decidió parar en Toretto's, sabía que a Chelsea le tocaba el último turno, cuando llegó notó que algo no iba bien, primero porque Chelsea llevaba el pelo suelto, cuando ella nunca trabajaba con el pelo así, porque le molestaba, le daba calor y se le llenaba de grasa, según ella, así que ese gesto lo extrañó.
-¿Qué te pasa?-fue lo primero que dijo al entrar-¿Porqué llevas el pelo así?.
-Podrías saludar al menos.
-Levántate el pelo.
-Mike, ¿te digo yo como debes llevar tu pelo?.
-¡Levántate el pelo, Chelsea!.
Ella lo miró largo rato, con los ojos llorosos y luego negó con la cabeza.
-¡Mierda!-dijo él y le levantó el pelo.
Tenía una marca morada desde la frente hasta la mandíbula, se habían quedado perfectamente dibujados los cinco dedos de la mano de Dick.
-¿Quién de los dos ha sido?-preguntó Mike.
-Mike.
-Respóndeme.
-Dick. Ha sido Dick.
-Dick. Lo mato, yo lo mato.
Él hizo amago de marcharse pero ella lo sujetó por el brazo.
-Basta-dijo rompiendo a llorar-No puedo más, quiero estar tranquila, Mike, comprende que cada vez que le llamas la atención a Dick me pega más fuerte, me buscas problemas en casa. Déjalo correr.
-¡No puedo!-dijo él cabreado-¡No voy a permitir que te sigan lastimando!.
-Mike, por favor-dijo ella.
-Está bien-dijo él abrazándola-Pero como vuelvan a pegarte te juro que los mataré, a los dos.
Se miraron largo rato, ella reteniendo las lágrimas, él preguntándose porque no denunciaba de una vez a esos mal nacidos.
-¿Te has divertido?-preguntó ella.
-No ha estado mal-dijo él sentándose en la barra-Deberías haber salido ya.
-Sabes que siempre que puedo duermo en el cuarto-dijo ella.
Cada vez que le tocaba el último turno Chelsea se quedaba en una cama que había en un cuarto, así dormía sola y tranquila y por la mañana antes de que su hermano y su padre despertaran se marchaba a su casa y ellos nunca notaron nada.
-¿Quieres que me quede contigo?-preguntó él.
-¿Tu qué quieres hacer?.
-Quiero quedarme.
-Entonces quédate.
Mike la cogió en brazos y la metió en la cama, no tenía intención de acostarse con ella, no en esas circunstancias, pretendía darle cariño y apoyo, dormir abrazado a ella mientras la acariciaba, pensó que prescindir del sexo la haría sentir que no la buscaba solo por eso, pero ella se empeñó en hacerlo.
-No es el momento, Chelsea.
-¿No te apetece?.
-No es eso, es que tú necesitas que curen tus heridas de otra manera, necesitas recuperarte y sentirte querida y no creo que haciendo el amor sea la mejor manera de demostrártelo.
-Solo cuando me haces el amor me siento amada-le dijo ella y se sentó en sus caderas.
Él, sin poder hacer nada, sin ningún control sobre si mismo, se rindió a la pasión.

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