domingo, 9 de enero de 2011

Reescribiendo

Hace poco que terminé mi último manuscrito, "Un recuerdo en la pared", y aunque tengo algunos proyectos nuevos en mente no podría empezar nada nuevo sin poner a punto viejos manuscritos que escribí hace años, cuando tenía menos experiencia y no podía dar más de mi. Por eso he empezado a reescribir el primero de los cinco manuscritos que me propongo remodelar, y el primero que he escogido es "Levemente", a la cual le tengo un cariño especial, sin duda mi historia favorita; pero reescribir no es tan fácil como yo pensaba, para empezar, es raro, volver a sumergirme en una historia que creí finalizada y que jamás volvería a tocar, es como reencontrarse con viejos amigos, con personas a las que quieres y hacía tiempo que no veías, es como volver al hogar. En este caso es especial, reencontrarme con Mike, Chelsea y Liz es como reencontrarme con viejos amigos a los que he echado mucho de menos, sin duda son los personajes que más he querido y he decidido empezar con esta historia no solo por el cariño especial que siento por ella, sino porque a día de hoy le puedo sacar mucho más jugo y hacerla más extensa y, para que mentir, porque era a la que más deseaba "volver".
Así que aquí os dejo el Prólogo, aunque no es muy diferente del original, tiene ciertos cambios, espero que lo disfrutéis.





                        PRÓLOGO


No sé que soy, ni quién soy, no sé si alguna vez estuve vivo, si era humano o animal, si era varón o hembra, he llegado a la conclusión de que soy una especie de ente, por llamarlo de alguna manera. Un espíritu que vuela por el mundo contemplando su belleza, contemplando el paso del tiempo, observando. Alguien, o algo me asignó una misión, quizá solo sea algo más en mí que me hace creer eso, pero recuerdo vagamente que una voz me dijo que fuera por el mundo absorbiendo historias, contemplando solo la vida de aquellos que son especiales, quedándome para vivir con ellos esas historias especiales. Yo os guiaré por la vida de ellos, los seres más especiales que jamás pude ver, vosotros podréis verme a mí, solo en vuestra imaginación. No tengo forma, soy etéreo, pero tendré la forma que queráis darme, puedo ser un perro, una flor e incluso el viento. Y seré el viento, el viento que sopla fuerte a veces, el viento que vuela y acaricia, el viento que a veces, solo a veces, sopla levemente, así que volad conmigo y observad la historia que tengo que contaros.

Todo transcurre en una pequeña localidad al sur de California llamada SunnyDale, localidad de 1.500 habitantes, famosa por sus playas, su sol y su buen clima. Cuando yo llegué un día a aquel pequeño pueblo sereno y tranquilo no vi nada especial que me decidiera a quedarme, pero si notaba algo flotando en el aire, una esencia, algo que me llamaba la atención y que me impedía irme, así que decidí quedarme con la certeza de que si me iba me perdería algo muy grande, entonces, seguido por el rastro que ellos iban dejando los descubrí, era 20 de Abril de 1978, día en que Amanda Elizabeth Moore nacía en el Hospital de SunnyDale, día en que vi todo lo que pasaría; pero vayamos por partes, yo ya sé como acaba la historia, he estado con ellos desde su nacimiento hasta su muerte, para ellos ha sido todo una vida, en cambio yo lo he visto todo en 20 minutos, a cámara rápida, pero para contar su historia debo ir despacio y con calma, empezando por el año 1988, año en que Mike tenía 18 años y Chelsea y Liz 17, año que los marcaría a todos para siempre.

Michael Wolf, Mike, como todos lo llamaban, tenía 18 años, vivía en SunnyDale desde que nació, con sus padres Ruth y Steven y sus hermanos Jonathan, del que era mellizo y Mary, un año menor que ellos; estudiaban en el Sunnydale High School, Mike, Johnny y Mary estaban en el último curso del instituto, Mike y Johnny deberían haber estado en esa época en la universidad pero ambos repitieron el último curso. En esa misma clase estaba Liz Moore, de 17 años, residente de SunnyDale y novia de Mike desde hacía dos años; en esa clase también estaba Chelsea Krammer, de 17 años, íntima amiga de Mary, desde pequeña a vivido más en casa de los Wolf que en la suya propia y nadie la culpa, vive con su padre Richard y su hermano Dick, 5 años mayor que ella, su madre se suicidó cuando Chelsea tenía 13 años, dejándola a cargo de los hombres de la casa y de la casa en sí, cargando sobre su espalda toda la responsabilidad.

Ese día Mike entraba en la clase donde ya estaban todos, seguido de sus hermanos; todas las chicas se vuelven a mirarlo, él, tan deseado, con su pelo castaño claro, sus ojos grises, sus labios carnosos, su encantadora sonrisa y su cuerpo musculoso. Todas lo miran extasiadas, siempre fue así, pero sobre todo Chelsea, que lo ama desde que tiene conciencia, él le dedica una sonrisa y ella se la devuelve y entonces a él le tiemblan las rodillas e intenta dejar de mirarla, desvía su mirada hacia el final del aula donde su encantadora novia a la que a pesar de todo ama con locura lo espera, mientras habla con una de sus amigas, cuando lo ve le sonríe, no como Chelsea lo hizo, Liz le muestra una enorme sonrisa. Son sonrisas diferentes, ya que la de una es controlada y temerosa, para que nadie la note, y la otra es abierta y expresiva, no importa quién vea esa sonrisa porque se la dedica a él, al hombre que más ama en su vida.

-Hola, preciosa-le dice él y la besa delicadamente en los labios.

Mike se debate entre lo que quiere hacer y lo que le ordenan hacer, entre lo que está bien y lo que está mal, sabe que eso está mal, lo que hacen, pero no puede evitarlo, ella es como una droga, lo controla, y no puede evitarlo, cada vez que se levanta a escribir algo en la pizarra, o a tirar algo en la papelera y pasa por su pupitre ella le sonríe tímidamente y él le devuelve la sonrisa sin siquiera darse cuenta de que lo hace, porque le sale del corazón, es algo que no puede evitar. Yo siento lo que ellos sienten, veo lo que ellos ven, yo formo parte de ellos y ellos forman parte de mí, es algo que ninguno de nosotros podemos evitar.

Unas horas después, cuando ya todo el mundo se ha marchado del instituto, Mike sigue allí, en el gimnasio, levantando pesas y haciendo abdominales, intentando no pensar en nada. Ella llega, como siempre sabe donde está él, es como si estuviera dentro de su cabeza y él no puede evitar desearla con una pasión y una fuerza que le destroza las entrañas y cuando ella se acerca para besarlo él la corresponde aunque sabe que está mal; ella, que siempre ha formado parte de su vida, la vio crecer y convertirse en la mujer que es hoy, la mujer que lo vuelve loco, con su pelo oscuro y largo, su cuerpo delgado y bronceado, sus labios finos y alargados, sus ojos oscuros, su silueta perfecta, su piel aterciopelada como el melocotón y dorada como el sol, ella, un ser tan lleno de fuerza y voluntad, un ser perfecto, maltratado por la multitud, ciegos, sin poder apreciar su grandeza, no quieren ver que algo tan vulgar es a la vez tan grande; ella, que ha pasado por todo lo inimaginable, que vive rodeada de blasfemos, incluido Mike, que se da perfecta cuenta. Él no lo controla y la tumba en una de las colchonetas viejas del instituto y le hace el amor, no es la primera vez, por supuesto pero se lo hace como si lo fuera, y ella lo quiere, lo quiere como nunca ha querido a nadie, desde el primer día que lo vio, ha vivido amándolo en secreto y ahora que lo tiene sigue amándolo en secreto, ella lo menos que quiere es herir a nadie, pero no puede dejar de quererlo, se entrega a él y le da todo lo que es, sin importarle nada, ese momento es único aunque después vengan los remordimientos, ella se entrega a él una vez más.

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