A veces nos aferramos a gente que ha formado parte de nuestra vida siempre por ese motivo, por haber estado en nuestra vida siempre, pero que ya no nos aporta nada. Nos aferramos por cariño, por costumbre, y nos cuesta dejar entrar a gente nueva, a gente que nos aporte lo que necesitamos justo ahora. También hay gente que conocemos de siempre y a la que no hemos dado oportunidad, pero que de repente se convierte en un pilar fundamental en tu vida y te aporta lo que necesitas, te completa, y te sorprende no haber tenido en cuenta a esa persona a pesar de conocerla de siempre. La vida da muchas vueltas, la gente cambia, y nada es para siempre, nada es eterno, los sentimientos mutan, mueren, y personas, de las que pensabas que no podrías prescindir nunca, se vuelven prescindibles de repente, y a la inversa.
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