miércoles, 31 de agosto de 2011

...

Bueno, no es fácil hablar de ti, no es fácil recordarte, no es fácil vivir sin verte, sin hablar contigo, nada es fácil desde que te fuiste.
Cuando te fuiste, muchas partes de ti se quedaron aqui, muchas cosas, y una de esas cosas fue tu ausencia; una ausencia cruel e insensible que me ataca cuando menos lo espero, que me zarandea, me tira al suelo y me arrastra, me golpea sin piedad sin escuchar mis súplicas, no claudica ante mis ruegos.
Pero otra de las cosas que dejaste, que me dejaste, fue tu fortaleza, una fortaleza capaz de combatir a esa incansable y perspicaz ausencia que me acosa, una fortaleza capaz de levantarme del suelo y desenvainar su espada contra la temible ausencia-
Eres una herida que no cicatriza, te llevo y te siento en cada recoveco de mi ser.
No, no me resulta fácil hablar de ti, y me encantaría poder hacerlo, me encantaría decirle a alguien todo lo que llevo dentro y llorar por ti, liberarme, pero no puedo, no soy capaz.
Tengo un miedo atroz de olvidar tu voz, constantemente la imagino en mi cabeza con el afán de no olvidarla, me moriría de tristeza si algún día recurro a mi memoria para escucharte y no te escucho, tu voz en mi memoria es lo único que me queda de ti.
Te veo, en tus hermanos, a los que siento como los míos, en cualquier muchacho moreno con gafas, a lo lejos, en situaciones, tu recuerdo me asalta cuando menos lo espero y me deja sin respiración.
Te quiero, te quiero, te quiero!, y te echo de menos todos los días desde que te fuiste.
Espérame, en algún lugar sobre el arcoiris.

No hay comentarios:

Publicar un comentario