La vida está repleta de decepciones, de personas que te defraudan. Personas en las que confías, a las que aprecias, esas son las que más suelen decepcionarnos.
Estoy harta de la hipocresía, de la mentira, de la falsedad. Estoy harta de que las personas no sean valientes y digan las cosas a la cara, que sean claros y contundentes.
Me he llevado varias decepciones en mi vida, muchas, tantas que no las consigo recordar todas, pero aún así sigue doliendo, y sigo cayendo en la trampa. Siguen habiendo personas que traicionan mi confianza, que no tienen en cuenta mi buena fe.
¿De qué sirve intentar ayudar a alguien, o ser amable, si no es recíproco?, ¿de qué sirve dar si nunca recibes?.
Yo ya estoy harta de dar y de no recibir otra cosa que palos. A partir de ahora dejaré de ser una imbécil que presta su hombro a todo aquel que lo necesite. Se acabó.
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