Summer se tapó los ojos, con una sonrisa enorme en el rostro.
-¿De qué color son mis ojos?-preguntó.
-Verdes, con un aro amarillo que rodea tus pupilas.
Summer apartó la mano de sus ojos y lo miró penetrantemente, entonces él hizo lo mismo.
-¿De qué color son mis ojos?-preguntó él, sonriendo.
-Azules.
Chris la miró, sonriendo.
-Está anocheciendo-susurró sin poder dejar de mirarla.
-¿Tienes que irte?.
-No.
-¿Y Bonnie?.
-Bonnie me importa un comino en este momento. No estás maquillada, se te ven las pecas.
-Sí, no me apetecía maquillarme.
-Eres mucho más bonita así, me gustan tus pecas.
-Y a mí tus ojos.
-Summer-susurró él.
-¿Qué?.
-Me muero por besarte ahora mismo.
Chris se acercó despacio y la besó con suavidad en los labios.
-Hueles a canela, como a brownie o a bizcocho.
-Mi abuela siempre está preparando postres, la casa siempre huele a canela, pero no sabía que yo también.
Chris sujetó un mechón de su pelo y lo olió.
-Me encanta como hueles, sobre todo tu pelo.
Esta vez fue ella quién lo besó, sujetándolo suavemente de la mandíbula.
-¿De verdad está pasando esto?-preguntó ella.
-Eso parece.
-Es raro. Tú y yo.
-No es tan raro.
-Lo es, la freaky y el popular enrollándose en un lago, eso no pasa ni en las típicas pelis para adolescentes.
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