Querida Emily:
No he conseguido dormir desde que salimos de la cabaña, añoro el calor de tu cuerpo junto al mío, tu olor, el sonido de tu voz.
El plan que trazamos parecía tan bueno dentro de la cabaña, de verdad pensé que lo conseguiríamos, pero al salir de allí todo cambió, cuando salimos y la luz del sol se impuso sobre nosotros sentí que el mundo entero había cambiado, como si en lugar de pasar días hubieran pasado años, todo parece diferente ahora, es como si nada me fuera familiar, ni mi vida, ni mi casa, ni la playa, nada, ¿qué ha pasado?, es como si hubiéramos avanzado en el tiempo, como si el tiempo hubiera avanzado sin nosotros, como si hubiéramos estado viviendo de espaldas al mundo, ¿también te sientes así?.
Me siento perdido, desamparado, extraño en mi propio mundo.
Me he dado cuenta de una cosa, todo me resulta diferente y extraño porque perdí mi hogar, mi hogar de siempre, porque mi hogar eres tú, tú eres donde único puedo sentirme en casa, protegido y a salvo, y no sabes lo que me duele no poder volver a ti.
Fuimos estúpidos al pensar que el mundo exterior no nos aplastaría, que no nos rompería, no somos los únicos habitantes de la tierra; tú no eres capaz de dejarlo todo, no eres capaz de enfrentarte a tu padre y es justo lo que quiero, porque yo no puedo darte ni la mitad de lo que te mereces, no puedo comprarte una casa bonita, ni un coche lujoso, solo puedo regalarte canciones, mi amor y mi vida, y ni siquiera eso es suficiente para merecer tu amor. Siempre seré un piojoso muerto de hambre, pero también seré el ser que más te ama sobre la faz de la tierra.
Emily, siempre te he querido y siempre te querré, jamás olvidaré tus ojos, tu sonrisa, jamás olvidaré lo que vivimos en la cabaña.
Por favor, ¡por favor, por favor!, ¡sé feliz!, sé inmensamente feliz, moriría si supiera que no lo eres. Sé libre, sé tú misma, sé lo que quieras, por favor, sé libre, nada en este mundo es comparable con ser libre.
Siempre tuyo:
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