lunes, 17 de septiembre de 2012
sábado, 8 de septiembre de 2012
Fragmento de "El gigante mojado", en fase de creación.
-Yo vivía en Nueva York. Trabajaba e una agencia de publicidad como co-director de cuentas. Era joven, y sólo pensaba en triunfar y amasar dinero, ni siquiera pensaba en chicas, mis amigos pensaban que era gay. No me interesaba nada más que escalar en mi trabajo, en ser alguien importante, en amasar mucho dinero y montar mi propia agencia, y seguir amasando dinero.
Entonces la conocí. Resultó que era hermana de un compañero de trabajo. En cuanto la vi todo a mi alrededor se paró, todo dejó de importar, ¿sabes?, como si todo lo que había tenido sentido para mí desde siempre ya no lo tuviera. Recuerdo que pensé que ya no importaba nada, que me daría igual dejarlo todo por aquella chica, y ni siquiera había hablado con ella, ni siquiera me había mirado. La vi entrar en la oficina de Kenneth Madsen sin saber aún que era su hermana, y recé para que no fuera su mujer o su novia. Me presenté en la oficina de Kenneth con la excusa de que tenía que firmar unos documentos, y fue cuando ella me miró, con aquellos preciosos ojos verde oscuro que tenía. Me enamoré de ella en cuanto me miró por primera vez, en aquel momento.
Mi alivio fue monumental cuando Kenneth me la presentó como su hermana. Una semana después tuvimos nuestra primera cita, le pedí su número a Kenneth y la invité a salir. No me lo puso fácil, pero al final accedió. Un año después nos casamos. No tuvimos luna de miel porque acababan de ascenderme a director de cuentas, pero dos años después me dieron tres semanas de vacaciones y no pude negarme. Sabía perfectamente a dónde querría ir. Tailandia. Me lo dijo en nuestra primera cita. Soñaba con Tailandia. Era fotógrafa, ¿lo he mencionado?. Lo era, y muy buena. Kate adoraba Tailandia y soñaba con ir allí a sacar fotos, decía que querría vivir aquí.
Habíamos alquilado un apartamento junto a la playa, era la primera navidad que pasábamos lejos de la familia. Ella salió con la cámara colgada al cuello, no salía sin su cámara. Se acercó a la playa a tomar algunas fotos mientras yo intentaba que Paolo me explicase como llegar a...en todos estos años no he conseguido recordar a dónde íbamos aquella mañana. Fue entonces cuando vi la cara de Paolo, como miraba hacia arriba y como de repente el día se oscurecía, el terror en la cara de Paolo. No soy capaz de recordar a dónde íbamos aquella mañana, pero en cambio no se me borra la estúpida frase que soltó Paolo en ese momento. Sin dejar de mirar hacia arriba, dijo: "Si esto es un regalo de Navidad, no tiene gracia, amigo". Fue entonces cuando me di la vuelta y vi una ola enorme, el gigante mojado.
Kate tenía la cámara en la mano y miraba la ola, creo que el miedo la paralizó, hasta que no la llamé no reaccionó, se dio la vuelta y comenzó a correr hacia mi, con una expresión de pánico absoluto en el rostro. Yo corrí hacia ella, la sujeté de la mano y corrimos hacia el interior, pero el gigante nos alcanzó. Salimos despedidos hacia adelante y chocamos contra uno de los apartamentos, Yo no solté su mano, no dejaba de pensar que por nada del mundo debía soltar su mano, pasara lo que pasara debía sujetar su mano, todo se redujo a eso. Mientras la corriente nos arrastraba conseguí sujetarme a una viga, pero la corriente era muy fuerte, sujetaba a Kate con una mano y con la otra me sujetaba a la viga. Ella me miraba. Lloraba. Sabía lo que iba a pasar. Me dijo: "Te quiero". No la escuché, pero leí sus labios. Luego se soltó. La corriente se la llevó en un segundo, el agua se la tragó.
Me quedé aferrado a la viga todo lo que pude, pero al final la corriente me arrastró a mi también. Me golpeé la cabeza con algo y perdí el conocimiento, me desperté en un puesto de socorro que habían improvisado. Lo primero que hice fue buscar a Kate entre los heridos, y luego entre los muertos. Me pasé una semana y media buscándola, buscando cadáveres con el resto de personas que colaboraron. Hubieron más gigantes pero conseguí escapar de ellos.
Una semana y media después, Kate apareció. Bueno, en realidad la encontraron. Cuando volví al puesto de socorro habían traído tres cuerpos más, dos mujeres y un hombre. No era la primera vez que pasaba por aquello, todos los días traían cadáveres, pero algo dentro de mí me decía que una de esas dos mujeres era ella, aunque me repitiese mentalmente que no, que Kate estaba viva en alguna parte. Cuando destapé a una de las dos mujeres al azar me topé con una Tailandesa, pero la segunda era Kate. No puedo olvidar su cara, el color azul de su cara. Cuando la encontraron aún tenía la cámara al cuello, y aunque estaba destrozada, la tarjeta interna estaba intacta. Su última foto fue del gigante mojado, debió verlo después de sacar la foto.
Después de eso me quedé aquí a ayudar. Era lo que ella hubiera querido, de haber sobrevivido se habría quedado a ayudar. La enterré aquí, donde quería vivir. Dejé mi trabajo, vendí mi casa de Nueva York, otra que teníamos en Orange County, nuestros dos coches y me quedé, ayudando a toda esta gente que también lo perdieron todo, como yo.
Esa es mi historia, ¿cual es la tuya?.
Entonces la conocí. Resultó que era hermana de un compañero de trabajo. En cuanto la vi todo a mi alrededor se paró, todo dejó de importar, ¿sabes?, como si todo lo que había tenido sentido para mí desde siempre ya no lo tuviera. Recuerdo que pensé que ya no importaba nada, que me daría igual dejarlo todo por aquella chica, y ni siquiera había hablado con ella, ni siquiera me había mirado. La vi entrar en la oficina de Kenneth Madsen sin saber aún que era su hermana, y recé para que no fuera su mujer o su novia. Me presenté en la oficina de Kenneth con la excusa de que tenía que firmar unos documentos, y fue cuando ella me miró, con aquellos preciosos ojos verde oscuro que tenía. Me enamoré de ella en cuanto me miró por primera vez, en aquel momento.
Mi alivio fue monumental cuando Kenneth me la presentó como su hermana. Una semana después tuvimos nuestra primera cita, le pedí su número a Kenneth y la invité a salir. No me lo puso fácil, pero al final accedió. Un año después nos casamos. No tuvimos luna de miel porque acababan de ascenderme a director de cuentas, pero dos años después me dieron tres semanas de vacaciones y no pude negarme. Sabía perfectamente a dónde querría ir. Tailandia. Me lo dijo en nuestra primera cita. Soñaba con Tailandia. Era fotógrafa, ¿lo he mencionado?. Lo era, y muy buena. Kate adoraba Tailandia y soñaba con ir allí a sacar fotos, decía que querría vivir aquí.
Habíamos alquilado un apartamento junto a la playa, era la primera navidad que pasábamos lejos de la familia. Ella salió con la cámara colgada al cuello, no salía sin su cámara. Se acercó a la playa a tomar algunas fotos mientras yo intentaba que Paolo me explicase como llegar a...en todos estos años no he conseguido recordar a dónde íbamos aquella mañana. Fue entonces cuando vi la cara de Paolo, como miraba hacia arriba y como de repente el día se oscurecía, el terror en la cara de Paolo. No soy capaz de recordar a dónde íbamos aquella mañana, pero en cambio no se me borra la estúpida frase que soltó Paolo en ese momento. Sin dejar de mirar hacia arriba, dijo: "Si esto es un regalo de Navidad, no tiene gracia, amigo". Fue entonces cuando me di la vuelta y vi una ola enorme, el gigante mojado.
Kate tenía la cámara en la mano y miraba la ola, creo que el miedo la paralizó, hasta que no la llamé no reaccionó, se dio la vuelta y comenzó a correr hacia mi, con una expresión de pánico absoluto en el rostro. Yo corrí hacia ella, la sujeté de la mano y corrimos hacia el interior, pero el gigante nos alcanzó. Salimos despedidos hacia adelante y chocamos contra uno de los apartamentos, Yo no solté su mano, no dejaba de pensar que por nada del mundo debía soltar su mano, pasara lo que pasara debía sujetar su mano, todo se redujo a eso. Mientras la corriente nos arrastraba conseguí sujetarme a una viga, pero la corriente era muy fuerte, sujetaba a Kate con una mano y con la otra me sujetaba a la viga. Ella me miraba. Lloraba. Sabía lo que iba a pasar. Me dijo: "Te quiero". No la escuché, pero leí sus labios. Luego se soltó. La corriente se la llevó en un segundo, el agua se la tragó.
Me quedé aferrado a la viga todo lo que pude, pero al final la corriente me arrastró a mi también. Me golpeé la cabeza con algo y perdí el conocimiento, me desperté en un puesto de socorro que habían improvisado. Lo primero que hice fue buscar a Kate entre los heridos, y luego entre los muertos. Me pasé una semana y media buscándola, buscando cadáveres con el resto de personas que colaboraron. Hubieron más gigantes pero conseguí escapar de ellos.
Una semana y media después, Kate apareció. Bueno, en realidad la encontraron. Cuando volví al puesto de socorro habían traído tres cuerpos más, dos mujeres y un hombre. No era la primera vez que pasaba por aquello, todos los días traían cadáveres, pero algo dentro de mí me decía que una de esas dos mujeres era ella, aunque me repitiese mentalmente que no, que Kate estaba viva en alguna parte. Cuando destapé a una de las dos mujeres al azar me topé con una Tailandesa, pero la segunda era Kate. No puedo olvidar su cara, el color azul de su cara. Cuando la encontraron aún tenía la cámara al cuello, y aunque estaba destrozada, la tarjeta interna estaba intacta. Su última foto fue del gigante mojado, debió verlo después de sacar la foto.
Después de eso me quedé aquí a ayudar. Era lo que ella hubiera querido, de haber sobrevivido se habría quedado a ayudar. La enterré aquí, donde quería vivir. Dejé mi trabajo, vendí mi casa de Nueva York, otra que teníamos en Orange County, nuestros dos coches y me quedé, ayudando a toda esta gente que también lo perdieron todo, como yo.
Esa es mi historia, ¿cual es la tuya?.
viernes, 7 de septiembre de 2012
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